2/04/2006

Encuesta: la gente no espera milagros rápidos pero Evo inyecta optimismo

Evo Morales no sólo canalizó la protesta de las calles con su contundente triunfo en las urnas el 18 de diciembre, sino también alentó la esperanza de una mayoría que espera un cambio social y que parece aprobar los primeros pasos que ha dado su gobierno.Eso se desprende de una encuesta que acaba de realizar la Consultara Ruizmier & Consulting Resarch en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija el 28 y 29 de enero, una semana después de la investidura del primer mandatario.Un dato interesante del estudio es que casi la mitad de los encuestados en las cinco ciudades no espera un cambio inmediato en su situación personal, sino a mediano plazo.De acuerdo con esos resultados, el 49.9 por ciento de los encuestados (sobre una muestra de 1.150 personas) piensa que su situación económica personal será mejor dentro de un año, mientras el 46 por ciento afirma que será igual y sólo en 4.1 por ciento asegura que estará peor.Los más optimistas sobre su futuro personal están en Cochabamba, donde el 67,4 por ciento de los encuestados piensa que estará mejor, mientras que en La Paz sólo el 42,8 por ciento responde que su situación económica mejorará en un año.Pero el futuro del país después del cambio de gobierno despierta mayor expectativa. Un 57 por ciento de los entrevistados piensa que la situación económica del país estará mejor en un año, frente a un 38 por ciento que indica que seguirá igual, mientras un 4, 8 por ciento piensa que el país empeorará.Nuevamente en Cochabamba están los entrevistados más optimistas. Allí el 71 por ciento respondió que la situación económica será mejor dentro de un año frente a un 27 por ciento que dijo que será igual. Sólo el 1,7 por ciento respondió que la situación económica será peor.Nuevamente en La Paz están los menos optimistas. En esta ciudad un 50 por ciento de los encuestados declaró que la situación estará mejor frente a un 43,6 por ciento que no espera cambios, mientras 6,4 por ciento asegura que estará peor.El optimismo es mayor cuando se consulta a los entrevistados si piensan que las cosas en Bolivia van por buen camino. El 74 por ciento respondió que sí, frente a un 22,8 por ciento que piensa que el país va por mal camino.Ante esa misma pregunta los cruceños consultados se declaran menos optimistas. Un 66,4 por ciento de los entrevistados en Santa Cruz manifiesta que el país va por buen camino, frente a un 30,4 por ciento que respondió que los bolivianos eligieron un mal camino.En Cochabamba y Tarija están los más optimistas sobre el rumbo que tomó el país el 18 de diciembre. Irónicamente Morales y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), perdieron la elección en Tarija, pero ahora un 84 por ciento de los encuestados allí considera que el camino elegido es bueno frente al 16 por ciento que piensa lo contrario. En cambio en Cochabamba un 86,3 por ciento de los entrevistados declaró que Bolivia va por buen camino, mientras un 13.2 por ciento respondió que no.En la ciudad de El Alto, donde Morales obtuvo una aplastante victoria, los encuestados se declaran más optimistas que los consultados en La Paz acerca del cambio político que emprendió el país.Asimismo, un 69,7 por ciento de los encuestados declaró que el país "avanza". En La Paz se localizan los más pesimistas, puesto que el 61,6 por ciento tienen esa percepción frente al 79,5 por ciento de los alteños consultados que respondieron de la misma manera.En Santa Cruz, el 66 por ciento de los encuestados respondió que el país "avanza", porcentaje superior al de los paceños que respondieron de la misma forma.Los consultados también se declararon optimistas en que los empleos aumentarán con el actual gobierno. Un 59 por ciento declaró afirmativamente frente a un 7,7 por ciento que piensa que más bien disminuirán.Llama la atención el tipo de respuestas referidas al camino que seguimos los bolivianos. Las más comunes son aquellas que indican que el nuevo Presidente es del pueblo; que existe esperanza de nuevos días; que hay confianza en el nuevo mandatario o que esperan buenas medidas del gobierno.
(tomado de www.la-epoca.com)

Trabajo y reciprocidad, los colores para el Gobierno de Evo

Oscar Ordóñez Arteaga

El primer borrador de la Constitución Política del Estado de Bolivia, redactado por Simón Bolívar y transportado "a lomo de mula por una cornisa de trescientas sesenta leguas desde Chuquisaca hasta La Paz", ya tenía dos errores históricos: no tomaba en cuenta a sus aldeas, a sus provincias, las costumbres, los usos, las culturas, el comercio, la industria y todo lo que se refería a la realidad del país, y reconocía a la religión Católica como la única del país.Consciente de que estos errores se deben enmendar, Bolívar mandó de inmediato una carta al Congreso explicando, además, que la religión Católica, como única del Estado, era un tema que no se debía debatir, sino dejar a la entera libertad de los ciudadanos de creer o no en Dios y profesar su religión desde un plano moral.Estas recomendaciones fueron ignoradas por la Constituyente: aprobaron a la religión Católica como la única del Estado, discriminando, a juicio del ex vicepresidente de Bolivia Luis Ossio Sanjinés la posibilidad de la libertad de creencia; y lo que es peor, crearon las condiciones de la desintegración nacional, al no analizar la realidad de este país.Es decir, ni bien nació Bolivia, se ignoró a sus grupos indígenas: quechuas, aimaras y yuracarés, entre otros, porque no sabían hablar español (idioma dominante en ese tiempo) ni sabían leer y escribir.Si la Asamblea Constituyente de aquel tiempo hubiera tomado en cuenta las sugerencias del libertador Bolívar, respecto a la integración nacional –quién sabe– la wiphala ya sería un símbolo patrio como la bandera o el himno nacional.Sin embargo, el domingo 22 de enero, la presencia de la wiphala como símbolo patrio se superó no con una Asamblea Constituyente, ni a través de un proyecto de ley ni bajo la luz blanca de costosos reflectores que iluminan mesas de especialistas en el tema, sino con la única excusa de que el indígena Evo Morales era desde ese momento el nuevo Presidente de Bolivia.De hecho, el mismo instante en que Morales juró como presidente del país nos dio la impresión de que las wiphalas, que estaban izadas junto a la tricolor boliviana y la bandera de La Paz en el palco central del palacio Legislativo, flamearon más engreídas que de costumbre, acariciadas por un tímido sol de febrero que alumbró brevemente como si supiera de la posesión.Autoridades originariasLas autoridades originarias del Ayllu de Amarete, de la provincia Bautista Saavedra de La Paz, que llegaron a la plaza Murillo el anterior domingo con el único deseo de ver cómo uno de los suyos se hacía Presidente de todos los bolivianos.Y no tenían mejor motivo que celebrar el histórico momento con tarkas, bombos y zampoñas entonando canciones en honor a su presidente, confiados en que éste sabrá solucionar los problemas por los que Amarete atraviesa: desarrollo rural, falta de servicios básicos, postas sanitarias y luz eléctrica, entre otras necesidades. "Hemos venido con nuestra música, porque queremos que el hermano Evo nos apoye en el desarrollo rural", dijo Valentín Kuno, un agricultor de 46 años.La misma alegría que derrochaban los originarios de Amarete se pudo advertir en los residentes de Niño Cori, otro pueblo de la provincia Bautista Saavedra, al norte de La Paz, que cuenta con 100 familias y que también necesitan luz eléctrica, servicios de salud y agua potable."No queremos que se nos discrimine más. Ya no queremos cocinar con leña, ya no queremos seguir viviendo con mecheros", nos dijo Javier Quispe, de 31 años, cuya familia se dedica a bordar aguayos con lana de oveja para venderlos en La Paz.Muy distinta era tal vez la expresión de aquellos "no indígenas" de ésta y otras ciudades, reunidas también en la plaza Murillo. Estas personas parecían no expresar sus sentimientos con sonrisas evidentes, sino que su felicidad la llevaban por dentro; como si sólo quisieran sacarla a flote con aplausos y vivas el momento cuando Morales iba a decir "Sí, juro".Pero hasta que llegue ese momento, la ansiedad por saber y ver todo lo que pasaba detrás del cordón policial que impedía el paso de la gente hacia los palacios de Gobierno y Legislativo se podía ver en las actitudes que estas personas demostraban.Por ejemplo, vimos a algunos jóvenes sentados en las ramas de los árboles de la plaza Murillo para ver entrar al presidente electo al Palacio Legislativo.Acontecimiento Javier Ramírez, natural de Puerto Suárez, había llegado a La Paz con sus hijos y su esposa para ser testigo de este acontecimiento histórico. Y se subió sobre un medidor de luz eléctrica que está pegado a la pared de un hotel para tomar fotos al electo presidente.Ramírez pudo ver sin interferencias el momento en que el ex presidente Carlos Mesa se llevó como recuerdo ingrato silbidos y abucheos cuando apareció por la plaza Murillo para entrar al Congreso. La memoria de la gente es indeleble y su sentencia, inapelable.Pero el momento llegó, y Morales con la mano derecha al pecho y el puño izquierdo y cerrado en lo alto juró ante toda Bolivia ser un buen presidente. En ese instante, vimos caer lágrimas de emoción por las mejillas de algunos presentes en plaza Murillo, que al igual que los pobladores de las comunidades originarias quisieran que con el gobierno de Morales "las cosas cambien".Así lo desea Miguel Layme, paceño de 72 años, por cuyos ojos quedaron grabadas para siempre las imágenes más dramáticas de la historia de este país. "No quería perderme este momento por nada del mundo", sonrió.Layme, como otros llevaba en manos la histórica wiphala. "Me siento orgulloso de esta bandera. Me basta con saber que representa a los pueblos indígenas de este país, ignorados por tanto tiempo".
(tomado de www.la-epoca.com)

Más respuestas a Mario Vargas Llosa: Racismo, discriminación y prejuicio

Néstor Taboada Terán

Ante la huida a Estados Unidos del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, asume la presidencia el vicepresidente Carlos Mesa. Entonces aparece en Europa un furioso interlocutor que nadie invitó, el escritor Jaime Bayly, embriagado de mentiras y falsedades. Yo conocí a este Bayly en Buenos Aires como anunciador de la TV argentina y gozando de la fama de niño lindo que escribe "best sellers" de literatura erótica; sus personajes son combatientes de retaguardia. De origen arequipeño, fue siempre un trotamundos que ha vivido bien.Tiempo después, derrocado Carlos Mesa, la clase dirigente boliviana convocó a elecciones y salió electo por un abrumador 53,7 por ciento de votos el postulante indígena Evo Morales. Los políticos profesionales, otrora siempre incongruentes, han abusado del poder con el 20 por ciento de votos que siempre obtenían. Una democracia original, donde el perdedor resulta ganador. El victorioso indio de Orinoca se lanzó a una gira triunfadora por América Latina, Europa, Asia y Africa. Y aparece un nuevo Bayly, esta vez peso pesado de la literatura latinoamericana, Mario Vargas Llosa, oriundo de Arequipa, "peruano por nacimiento y apátrida por decisión", a decir de José Luis Roca.ReconocimientoEstos días retorné de Buenos Aires, donde me galardonaron con el Premio Konex del Mercosur. Los otros cinco premiados eran de peso: Rubem Fonseca de Brasil, Nicanor Parra de Chile, Augusto Roa Bastos del Paraguay, Mario Vargas Llosa del Perú e Idea Vilarino de Uruguay. Estimé oportuno encontrarme con Vargas Llosa en Buenos Aires y conversar sobre asuntos de América Latina, pero no todos los galardonados recibían el premio en el mismo evento. Así que no lo vi. Ahora leo en La Razón de La Paz su artículo "Razas, botas y nacionalismo", que no ahorra artillería para acribillar al indio Evo Morales, Presidente elegido en Bolivia por voluntad popular. El artículo lleva incluso un pronóstico de vidente: "Pronostico que el peinado estilo ‘fraile campanero’ del nuevo mandatario boliviano, sus chompas rayadas con todos los colores de arcoiris, las casacas de cuero raídas, los vaqueros arrugados y los zapatones de minero se convertirán pronto en el nuevo signo de distinción del vestuario de la progresía occidental. Excelente noticia para los criadores de auquénidos bolivianos y peruanos, y para los fabricantes de chompas de alpaca, llama o vicuñas de los países andinos que así verán incrementarse sus exportaciones". Bolivia, Bolivia, no se le ha movido a Mario Vargas un pelo ante el cúmulo de diatribas escritas. Y más bien se adscribe a ellas como difamador implacable y echa más leña al fuego. Conoce de sobra y no se ha olvidado que por sus venas de escribidor corre también sangre boliviana. Su primera y segunda esposa son de origen boliviano, primero la tía y después la sobrina, al estilo de Tarija, con la madre y con la hija. En la última visita que hizo a Cochabamba le homenajearon declarándolo "Ciudadano Boliviano". Vargas Llosa estudió en el colegio La Salle y siempre le gustó remarcar en sus libros lo que son los bolivianos y peruanos dentro de su óptica: "Blancos de conveniencia, cholos de distracción e indios por costumbre".Evo, presidenteDespués de más de 50 años en que los q’aras han minifundizado los latifundios de los terratenientes, los indios han tomado el poder político de la nación con los medios pacíficos y democráticos de que disponen, sin disparar un tiro, sin que corra sangre inocente. Un hecho trascendental al estilo sudafricano con Nelson Mandela a la cabeza y sus multitudes de negros aguerridos. Y en el Perú no tardará en acontecer lo mismo, porque la "evomanía" de la liberación nacional racial y social es el nuevo fantasma que recorre el mundo. Ojo, ya lo afirmó César Vallejo, la población peruana es de 70 por ciento de indios, 20 por ciento de mestizos y diez por ciento de blancos. Tal cual que en Bolivia, Ecuador, Guatemala y México.Para engañar a la opinión pública Mario Vargas Llosa se empeña en engañarse a sí mismo. Sin respetar a Miguel de Cervantes Saavedra, creador del Quijote, utiliza la palabra con magia de "pajpaku". Trae de los cabellos el tema que "no sabe o no entiende". Y por eso sus afirmaciones no dejan de ser ridículas. ¡Evo no es indio! Si Evo no es indio orureño de Orinoca, será, por ventura, como anota Manuel Rivas, en El País de Madrid, ¿un extraterrestre? Y el original Goyeneche arequipeño se lanza a la carga: Evo no es indio sino criollo. Tamaña desvergüenza. Le cambió de súbito su sangre. No es indio Evo, ratifica su descaro para justificar sus diatribas, "aunque naciera en una familia indígena muy pobre y fuera de niño pastor de llamas. Basta oírlo hablar su buen castellano de erres rotundas y sibilantes eses serranas, su astuta modestia para saber que don Evo es el emblemático criollo latinoamericano, vivo como una ardilla, trepador y latero, y con una vasta experiencia de manipulador de hombres y mujeres, adquirida en su larga trayectoria de dirigente cocalero y miembro de la aristocracia sindical de su país".
­­­­­­­­Néstor Taboada Terán es escritor
(tomado de www.la-epoca.com)

El Gobierno puede ser víctima de sus propios triunfos

En sus dos primeras semanas de gobierno, el presidente Evo Morales tuvo el acierto de traducir su victoria electoral en la composición de su gabinete con una participación mayoritaria de dirigentes sindicales y activistas sociales, pero algunos analistas y dirigentes de oposición opinan que el mandatario puede terminar atrapado por su propio triunfo, ya que la gente le exigirá en la misma medida en que le entregó su respaldo en las urnas.El Gobierno está consciente de ese desafío y busca asegurarse que cada paso suyo vaya en el mismo sentido de las aspiraciones de la gente. "Esa enorme expectativa ciudadana nos obliga a actuar con mayor responsabilidad y eficiencia en el cumplimiento de todas las promesas que hemos hecho en la campaña", dijo el vocero del presidente, Alex Contreras.La fórmula para el Gobierno pasa por traducir "la plataforma electoral que ha sido elaborada recogiendo las demandas del pueblo en un programa de gobierno".Para el analista y académico Marcelo Varnoux el resultado de la encuesta mencionada representa un impulso adicional al presidente Morales.El marcado optimismo de la gente se explica, según Varnoux, en que en la percepción ciudadana las elecciones lograron resolver esa suerte de empate que llevó al país a severas crisis políticas en los últimos cinco años."El ciudadano percibe que el problema político se ha solucionado con un desempate y se ha despejado el temor a que las elecciones podrían haber generado mayor confrontación", comentó.Político hábil como es, el presidente Morales ha captado ese clima favorable y está aprovechando el terreno para asentar sus propuestas electorales en planteamientos de gobierno como la Asamblea Constituyente.El pasado miércoles en la noche, durante una reunión con dirigentes y líderes de El Alto, advirtió con movilizar a la gente en las calles como en otros tiempos si el Congreso traba la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente. Además, llamó a las organizaciones sociales a constituir un "estado mayor" para apuntalar y vigilar sus propuestas de cambio.A más de uno la advertencia no cayó bien. Varnoux dijo que el peor peligro que tiene el Gobierno después de su aplastante victoria electoral, ratificada por los resultados de la encuesta, es el "exitismo". "El Gobierno debe ser inteligente. Precisa ser cauteloso porque ahora viene lo más difícil que es implementar los cambios anunciados". Para el senador de oposición Carlos Börth, el problema de la disminución de dietas en el Congreso y la resistencia de muchos legisladores, incluidos algunos del MAS, es una muestra de las dificultades que implica aplicar cambios. El problema de los masistas es que en la campaña "han hecho ofertas difícilmente aplicables desde el gobierno", apuntó.Algo de eso se vio en la pasada semana, cuando una medida aparentemente sencilla de aplicar, como la reducción salarial aplicada por el presidente Morales, tropezó con dificultades en el mismo Congreso, donde el MAS tiene mayoría. Pero el Gobierno está decidido a implementar su plan no sólo por una cuestión de austeridad, sino de "principio ético", según Contreras. El presidente del Senado, Santos Ramírez, anunció que si otras organizaciones públicas no acatan la medida, una ley impondrá el recorte. El principio es que ningún funcionario público podrá ganar más que el Presidente, que cobrará 16.000 bolivianos de salario desde marzo.Para en analista Henry Oporto el desafío mayor que tiene el gobierno, más allá de generar crecimiento económico y nacionalizar los hidrocarburos, es consolidar el sistema democrático con una fuerte inclusión social. Esa urgente demanda social, sin embargo, no es posible de cumplir con prontitud y será de una maduración más lenta en el tiempo, que quizá el electorado no esté dispuesto a esperar. (tomado de www.la-epoca.com)
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